domingo, 29 de septiembre de 2013

PENSAMIENTO MAGICO

Cuerpo y mente nos hacen ser lo que somos… “pienso luego existo”. Y existo por que el Homo sapiens salió de las cavernas del “paraíso terrenal” dejando atrás un pensamiento exclusivamente “mágico” a favor de un pensamiento “racional”.

Esta evolución de lo “mágico” a lo “racional” ha dado lugar a la estructura biológica de nuestro cerebro actual y a pensamientos de carácter ético, filosófico, científico y tecnológico. En su evolución el cerebro humano ha aumentado de volumen y complejidad y sobre los cimientos de estructuras más primitivas como el cerebelo, vital pero menos consciente de sí mismo, hasta nuestros actuales lóbulos frontales capaces de percibir y procesar pensamientos complejos y percibir la propia existencia.

Ambos pensamientos, “mágico” y “racional”, coexisten actualmente en cada individuo y en nuestra sociedad. Estados religiosos con tecnología nuclear, ingenieros aeronáuticos creyentes en la Virgen Maria,... Esta aparente contradicción sorprende cuando la percibimos en otros y es causa de frecuente desacuerdos. El sometimiento del pensamiento mágico de otros a un análisis racional lleva a posiciones de inflexibilidad. Como puede esta persona creer en las hadas si está claro que son mera ficción! Como puede pensar que le va a tocar la lotería por que el número es capicúa si la probabilidad de que te toque el gordo de la primitiva es de 1 en 31.625.100. Como puede creer que hay un dios que escucha si no hay evidencia alguna!

Por qué persiste entonces en nosotros el pensamiento mágico? Es un vestigio del pasado ligado a una estructura cerebral primitiva? juega todavía un importante papel en nuestra mente? Nos confiere alguna ventaja evolutiva?

No hay duda que desde la primera aparición del hombre hace 4-5 millones de años continuamos en un viaje exponencial hacia la racionalidad. En los últimos siglos el mayor conocimiento nos está llevando a sociedades cada vez más seculares donde la “razón” se impone a la “magia”. No sin ingerencias, pero ya existen estados laicos y sociedades que reconocen una ética universal y la posibilidad de educar a sus niños sin superstición.

Sin embargo, en esos pocos siglos nuestro cerebro de Homo sapiens no ha cambiado sustancialmente y de alguna forma añora el paraíso terrenal que ofrecía el pensamiento mágico. Más aun, el pensamiento mágico sigue ejerciendo un efecto real, bioquímico, sobre el resto del cuerpo. La creencia de una posesión demoniaca puede llevar a una persona a un tremendo malestar físico, la creencia en el poder curativo de los cristales o la oración a un dios que con toda probabilidad no escucha puede llevar a otra a sentirse mejor de un cáncer terminal. La irracionalidad, el mundo de las “creencias” sigue jugando un papel importante en nuestras vidas.

La transmisión de “creencias” obedece a mecanismos muy diferentes a la transmisión de “razonamientos”. La transmisión de “conocimientos razonables” está basada en un acuerdo mutuo de someter al escrutinio de la razón el pensamiento transmitido, y llegar a un consenso que puede razónarse. La ética científica y el método científico juegan aquí un papel esencial. Muy diferente es la transmisión de creencias, estas no están sometidas al escrutinio de la ética y la razón y han de germinar en ese pensamiento mágico. Son muchos los factores que pueden afectar a la aceptación “ciega” de un pensamiento mágico: educación, tradición social y familiar, situaciones personales, sugestionabilidad, estados de hipnosis, manipulación por charlatanes, etc

Una vez superada la barrera de nuestra racionalidad un pensamiento mágico instalado en nuestro subconsciente no es sometido al escrutinio de la razón. La fe es ciega. El efecto placebo que proporciona el pensamiento mágico es poderoso y suficiente para que perdure y no se cuestione. El agua bendita y las manos del sanador solo funcionan si el individuo tiene fe. Surge ahí el dilema moral si una mentira piadosa es aceptable o no?.. ignorante pero feliz!

El pensamiento mágico se ve reforzado por la compañía de otras personas que comparten ese mismo pensamiento mágico, congregaciones, grupos de reiki, gurus y charlatanes. Sin embargo en el dialogo con no-creyentes, ese pensamiento mágico es cuestionado y a menudo resulta en conflicto y alejamiento. Son frecuentes los argumentos irracionales: tienes que probarlo! ..a mí me funciona! ..y por qué no? ..contra razonamientos lógicos que exponen la naturaleza no-razonable, “mágica”, de ese pensamiento.

Creyentes y no-creyentes buscan en ese dialogo algo que no van a encontrar. El creyente busca compartir su entusiasmo y afianzar su pensamiento mágico compartiéndolo con los demás y viendo como otros la abrazan y validan sus efectos. A menudo el no-creyente trata de justificar racionalmente algo que parte de una fe ciega y haciendo esto pone en riesgo su propia fe. No es una situación cómoda.

El no-creyente percibe en el creyente una vulnerabilidad que en su opinión el creyente debe corregir por considerar que abre una puerta a la manipulación y a otros pensamientos irracionales. El todo vale contra el todo no vale. El no-creyente insiste al creyente en la obligación ética de salir de la caverna y haciéndolo pone de manifiesto sus incoherencias. No es una situación cómoda.

El abismo entre pensamiento mágico y pensamiento racional solo puede resolverse mediante una aceptación de un pensamiento mágico personal, abstracto y coherente con el escrutinio de la razón. Un pensamiento mágico a partir del entendimiento, no manipulable por charlatanes, curanderos y obispos. Un pensamiento mágico tan evolucionado si cabe como el presente pensamiento racional. Se libre, no te dejes embaucar!